Un nuevo método podría incrementar el número de pulmones de donantes
Según expertos estadounidenses y un estudio italiano, un cambio en los procedimientos médicos podría reducir en gran medida y posiblemente eliminar la escasez de pulmones disponibles para trasplante.
Un estudio halla que el procedimiento, que consiste en controlar de manera cuidadosa el volumen de aire y la presión dentro de los pulmones de los pacientes con muerte cerebral que están con respirador artificial, aumentó en casi dos veces el número de pulmones que se pudieron trasplantar para salvar la vida de otras personas.
En Estados Unidos hay un déficit de pulmones disponibles para trasplante, así como de otros órganos. La gente que necesita un trasplante de pulmón debe esperar una media de más de tres años, de acuerdo con la Red Unida para la Compartición de Órganos (United Network for Organ Sharing, UNOS). En 2009, se incorporaron 2,234 personas a la lista de espera, de acuerdo con la Red para la Adquisición y Trasplante de Órganos (Organ Procurement and Transplantation Network, OPTN)
Una de las razones del déficit es que los pulmones son «muy delicados» y se pueden dañar con facilidad mientras que los pacientes comatosos están con respirador artificial, dijo el Dr. Phillip Camp, director del programa de trasplante de pulmón del Hospital Brigham and Women’s de Boston y presidente del comité de operaciones y seguridad de UNOS-OPTN.
Pero controlar de forma cuidadosa la cantidad de aire que el respirador artificial envía a los pulmones y mantener la presión dentro de los pulmones durante procedimientos como la prueba de apnea, para comprobar la respiración, mejora la viabilidad del pulmón de manera considerable, de acuerdo con el estudio.
«Observaron incrementos notables en la disponibilidad de pulmones viables al usar esta estrategia de preservación del pulmón», dijo el Dr. Mark S. Roberts, director del departamento de gestión y políticas de salud de la Universidad de Pittsburgh y autor de un editorial que acompaña la publicación del estudio en la edición del 15 de diciembre de la revista Journal of the American Medical Association.
En el estudio participaron 118 pacientes con muerte cerebral que tienen una función pulmonar normal. Un grupo recibió ventilación convencional, que incluía volúmenes relativamente altos de aire bombeado por el respirador artificial y desconexión del respirador durante las pruebas de apnea, lo que permitía que los pulmones se desinflaran.
El resto recibió lo que se conoce como ventilación «protectora». Este procedimiento incluye menos volumen de aire, «niveles de presión positiva al final de la espiración» más altos, o sea que se aumentó la presión de aire en los pulmones cerca del final de la espiración para mantener la presión, y el uso de presión positiva continua durante varios procedimientos médicos y pruebas, lo que no permite que los pulmones se desinflen por completo.
Cerca del 95 por ciento de los que estaban en el grupo de ventilación protectora cumplían con los requisitos para ser donantes de pulmón, en comparación con el 54 por ciento de los que fueron tratados con el método convencional.
Alrededor del 54 por ciento del grupo de ventilación protectora se convirtió de hecho en donantes, en comparación con el 27 por ciento del grupo convencional.
Los que recibieron los pulmones de donantes mostraron poca diferencia en los resultados. Luego de seis meses, el 75 por ciento de los que recibieron un pulmón del grupo de ventilación protectora seguía con vida, en comparación con el 69 por ciento de los que recibieron un pulmón del grupo de ventilación convencional.
El número de otros órganos, como corazón, hígado y riñón, donados por cada persona también fue similar, independientemente del método de ventilación utilizado.
Estudios pequeños en Estados Unidos han probado estrategias similares con éxito, apuntó Camp.
Durante la respiración normal, el diafragma se contrae, lo que permite a una persona aspirar aire a los pulmones mediante el sistema de presión negativa, explicó Camp. Por otra parte, los respiradores artificiales fuerzan la entrada del aire a los pulmones mediante la presión positiva. Con el tiempo, de forma parecida a si se inflara un globo una y otra vez, ese proceso puede debilitar y dañar los pulmones, apuntó.
Pero reducir el volumen de aire que se lleva a los pulmones parece ayudar a evitar algunos de estos daños, señaló Camp.
También durante la ventilación convencional, el respirador se apaga brevemente durante algunas pruebas y procedimientos médicos, para permitir que los pulmones se desinflen. Al igual que inflar un globo, para volver a reinflar los pulmones se necesita forzar que el aire entre a ellos, lo que también tiene un precio.
Mantener un bajo nivel de presión del aire en los pulmones en todo momento evita esto, señaló.
«Los investigadores tomaron una tendencia creciente y aportaron una confirmación científica buena y completa», señaló Camp. «Este tipo de enfoque reflexivo puede mejorar la calidad de los pulmones de donantes que tenemos, que al final puede significar más pulmones de donantes para los receptores».
Por lo general, cerca del 15 al 20 por ciento de los pulmones de las personas con muerte cerebral son viables para trasplante, de acuerdo con el estudio. Camp señaló que los riñones y los hígados son relativamente fáciles de mantener viables para trasplante, pero en el caso del corazón y de los pulmones es más difícil.
Usar los protocolos en los hospitales de EE. UU. tiene el potencial de eliminar prácticamente la escasez de pulmones, apuntó Roberts.
«Si podemos duplicar la cantidad de pulmones disponibles para trasplante, esto casi podría acabar con el déficit entre la demanda y lo que hay disponible», señaló Roberts. «Haría una gran diferencia».
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare