Un superordenador resuelve la incógnita de la formación de las cáscaras de huevo
Siguiendo con estas pesquisas, un equipo de investigación compuesto por científicos de las universidades inglesas de Warwick y Sheffield, liderado por Mark Rodger y David Quigley, se ha valido de la capacidad de la supercomputación para crear una simulación informática que reproduce el comportamiento de la proteína implicada en la formación del cascarón del huevo, según un comunicado de la citada universidad al que se ha referido asimismo Science Daily.
“Metadinámica” y supercomputación
Sujeta bajo esa forma, la OC-17 reacciona animado a las nanoparticulas de carbonato de calcio a transformarse en cristales de calcita, que forman el núcleo de pequeños cristales que pueden seguir creciendo por su cuenta. Sin embargo, los investigadores también advirtieron que ese abrazo químico no siempre funcionaba. A veces la proteína solo parecía separarse de la nanopartícula o ser desadsorbida (retirada de su superficie).
Por otra parte, el proceso no obtiene los mismos resultados con todos los tamaños de nanopartículas, como reconoce en el comunicado el profesor Mark Rodger, del Departamento de Química y el Centro de Computación Científica de la Universidad de Warwick: “Con las nanopartículas más grandes que hemos examinado encontramos que los puntos de unión para este abrazo químico eran los mismos que en las nanopartículas más pequeñas, pero la unión era mucho más débil. Además, en las simulaciones que realizamos, con las nanopartículas más pequeñas la proteína nunca fue desadsorbida, pero con las más grandes si sucedió. Sin embargo, en cada caso, la desadsorción ocurrió durante o después de la nucleación de la calcita», es decir, en el comienzo de un cambio de estado.
Por lo tanto, los investigadores británicos han dado con un proceso que permite el reciclado altamente eficiente de la proteína ovocleidina OC-17. En efecto, ésta actúa como un catalizador de la sujeción a partículas de carbonato cálcico para reactivar la formación de cristales, y luego se adormece cuando el núcleo de cristal es lo suficientemente grande para crecer por sus propios medios, facilitando la rápida creación de un día para otro de un cascarón de huevo. Con los ojos puestos en el futuro, los científicos creen que este avance ayudará a promover y controlar las formas artificiales de cristalización.