De Miguel Cruz Tejada
«Mis vecinos me están volviendo loca. Ellos tienen más de 15 gallinas, hacen ruidos y sonidos de sol a sol, que me quitan el sueño y llenan mi patio y la calle», fue la justificación de la acusada.
Conti dijo a la policía que mientras ella conducía su carro, tratando de evadir las numerosas aves, mató sin querer a la guinea en la carretera Sharrots en el vecindario de Charleston alrededor de las 8:30 de la mañana del domingo pasado, un día después que ella agrediera a un hombre de 80 años de edad, dueño de los pájaros y lo dejó tirado en el suelo.
Después de matar a la guinea, la acusada regresó a la escena del crimen para tomar la foto del ave muerta y le puso el cigarrillo encendido en la boca.
«Salí del carro, caminé hacia el pájaro y le tomé la fotografía. Después, le di una patada al ave y le puse el cigarrillo en su boca», confesó la mujer a los investigadores.
«Sé que fui una idiota, porque lo que hice, no estuvo bien hecho, pero eso no es un crimen», señaló la mujer.
Se le acusa de torturar y lesionar animales y causar daños en propiedad ajena, por la muerte de la guinea, además de asalto y acoso por el ataque al anciano propietario, según los fiscales y la policía de Nueva York.
Ella dijo que con frecuencia se mueve en la cuadra de punta a punta y nunca había golpeado una de las aves, aunque las dispersaba.
