• 19 abril, 2024

Dimite primer ministro del Líbano tras la explosión en Beirut

WASHINGTON D.C. , (VOA),- El primer ministro del Líbano, Hassan Diab, anunció el lunes la renuncia de su gobierno, diciendo que una gran explosión que devastó Beirut y provocó la indignación pública fue el resultado de una corrupción endémica.

«Hoy seguimos la voluntad del pueblo en su demanda de responsabilizar a los señalados del desastre que ha estado escondido durante siete años y su deseo de un cambio real», dijo Diab en el discurso en el que anunció su renuncia.

Si bien la medida de Diab intentó responder a la ira popular por la explosión, también sumió a la política libanesa más profundamente en la agitación y puede obstaculizar aún más las conversaciones ya estancadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre un plan de rescate financiero.

El presidente Michel Aoun aceptó la renuncia y pidió al gobierno de Diab, formado en enero con el respaldo del poderoso grupo iraní Hezbolá y sus aliados, que permaneciera como interino hasta que se forme un nuevo gabinete, según un anuncio televisado.

Antes del anuncio de Diab, estallaron manifestaciones por tercer día en el centro de Beirut, con algunos manifestantes arrojando piedras a las fuerzas de seguridad que custodiaban una entrada que conduce al edificio del parlamento, quienes respondieron con gases lacrimógenos.

Para muchos ciudadanos libaneses la explosión fue la gota que colmó el vaso en una crisis prolongada por el colapso de la economía, la corrupción, el despilfarro y la gobernanza disfuncional, y han salido a las calles exigiendo un cambio radical.

En medio de esta situación, desde Nueva York, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo que se deben escuchar las voces del pueblo libanés.

«Es importante que una investigación creíble y transparente determine la causa de la explosión y concrete la responsabilidad exigida por el pueblo libanés», dijo Guterres en una sesión informativa sobre la explosión. No especificó, sin embargo, si la investigación debería ser realizada por las autoridades locales o por una comisión internacional independiente.

El domingo, más de 30 líderes mundiales, reunidos por teleconferencia a instancias del presidente francés Emmanuel Macron, prometieron casi 300 millones de dólares al Líbano para ayudar a la recuperación y reconstrucción de la zona afectada por la explosión.

Según la oficina del presidente Macron, el dinero no estaría vinculado a reformas políticas o institucionales.

La ONU anunció el viernes la disposición a liberar millones de dólares en ayuda a los afectados por la fuerte explosión ocurrida en el puerto de Beirut. Aun así, la OMS está preocupada por la posible propagación del nuevo coronavirus debido a la situación en que han quedado los hospitales de la ciudad.

Sin embargo, también se hicieron promesas de apoyo a más largo plazo que dependería de los cambios introducidos por las autoridades, dijo el Palacio del Elíseo.

Las potencias mundiales insistieron en la transparencia sobre cómo se gasta la ayuda, ya que desconfían de enviar asistencia a un gobierno que muchos libaneses ven como corrupto, y también expresaron su preocupación por la influencia de Irán a través del grupo chiíta Hezbollah.

Macron, quien visitó Beirut el jueves, dijo en la apertura la reunión virtual que las naciones participantes debían dejar de lado sus diferencias para apoyar al pueblo libanés y que la ayuda debería ser coordinada por Naciones Unidas. «Nuestro papel es estar a su lado», dijo Macron desde su casa de verano en la riviera francesa.

Reacción de EE.UU.

Líderes mundiales, incluido el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pidieron una investigación imparcial, creíble e independiente sobre la explosión que mató al menos a 158 personas e hirió a unas 6.000 más. Algunos libaneses enojados han hecho un llamado a protestar para derrocar a sus líderes políticos.

La Casa Blanca dijo que Trump «llamó a la calma en el Líbano y reconoció los legítimos llamamientos de los manifestantes pacíficos a la transparencia, la reforma y la rendición de cuentas».

Además de la promesa de nueva asistencia, Estados Unidos ha entregado ayuda de emergencia al Líbano, comenzando con alimentos, agua y suministros médicos. Inicialmente ha prometido más de 17 millones de dólares en ayuda para el país.

La explosión arrasó con barrios enteros, dejando a 250.000 personas sin hogar, destruyendo negocios y suministros críticos de granos. Según informes, la reconstrucción de Beirut podría costar miles de millones de dólares y los economistas han pronosticado que el daño podría borrar hasta un 25% de la producción económica del país.

La explosión se atribuyó a una gran reserva de nitrato de amonio, pero los manifestantes libaneses responsabilizan a la élite política del país, y las manifestaciones estallaron tanto el sábado como el domingo, activando a las fuerzas de seguridad que lanzaron gases lacrimógenos el sábado contra miles de manifestantes que se reunieron en la plaza principal de Beirut.

Un portavoz de la policía dijo que un agente murió durante las refriegas después de caer por el hueco de un ascensor mientras era perseguido por manifestantes cuando huía. Los manifestantes también irrumpieron en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, mientras que otros en la Plaza de los Mártires levantaron lazos simbólicos contra los políticos y corearon: «La gente quiere la caída del régimen».

Posteriormente, los manifestantes prendieron fuego a un camión que reforzaba las barreras en una calle que conducía al edificio del parlamento.

La Cruz Roja Libanesa dijo que 65 manifestantes fueron trasladados a hospitales y muchos otros recibieron tratamiento médico en el lugar. La protesta, la primera manifestación significativa desde la explosión, se produjo en medio de una creciente de ira contra los políticos libaneses.

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