
Según Google, durante las negociaciones de compra de YouTube por parte de Viacom, ésta permitió que ofreciera sus contenidos sin plantear problemas porque pensaba que de esta forma aumentaba el tráfico del sitio. Tras fracasar en la compra, Viacom lanzó una campaña de denuncia contra YouTube por albergar estos contenidos con la intención de crear una mala imagen del sitio que debilitara su atractivo. Google asegura que retira sistemáticamente los vídeos de YouTube que son denunciados y que Viacom sólo planteó el litigio cuando vió que su maniobra para perjudicar a YouTube no tenía resultado.
Las acusaciones no terminan ahí. Google asegura que Viacom contrató a agencias para que, con el empleo de falsas identidades, colgaran en el sitio vídeos de su propiedad para reforzar el argumento de que YouTube era un nido de archivos ilegales. Viacom, por su parte, explica se negoció con Google un pacto que suponía que Google pagaría 590 millones de dólares y colocaría marcas de agua en sus vídeos para identificar su licitud, propuesta que apoyaba la industria de Hollywood, pero al final no prosperó. A partir de entonces, Google apoyó una política salvaje de no colaboración en YouTube que obligaba a las compañías de contenidos a contratar servicios para detectar el albergue de archivos propios en el citado portal, según Viacom.
