FAO cree acción de la mujer en el campo puede reducir el hambre
Si las mujeres en las zonas rurales tuvieran el mismo acceso que los hombres a la tierra, la tecnología, los servicios financieros, la educación y los mercados, se podría incrementar la producción agrícola y reducir entre 100 y 150 millones el número de personas hambrientas en el mundo, de acuerdo a un informe dado a conocer en Roma, Italia, por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Según el informe anual sobre «El estado mundial de la agricultura y la alimentación, los rendimientos en las tierras que controlan las mujeres son menores que en las que gestionan los hombres.
Pero aclara que ello no se debe a que las mujeres sean peores agricultoras, «sucede sencillamente que no tienen el mismo acceso a los insumos; si lo tuvieran, sus rendimientos serían los mismos que los de los hombres, producirían más y la producción agrícola en su conjunto se incrementaría».
En este sentido, el director general de la FAO, Jacques Diouf, señaló que «el informe plantea sólidas razones económicas para promover la igualdad de género en la agricultura».
Tan sólo con dar a las mujeres el mismo acceso que a los hombres a los recursos agrícolas se podría incrementar la producción de las explotaciones de las campesinas en los países en desarrollo del 20 al 30 %, calcula el informe.
De esta forma se podría aumentar la producción agrícola total en estos países entre un 2,5 y un 4 %, lo que a su vez puede suponer una reducción del número de víctimas del hambre en el mundo del orden del 12 al 17 %, equivalente a entre 100 y 150 millones de personas.
Se calcula que 925 millones de personas estaban malnutridas en el mundo en 2010, de las cuales 906 millones viven en países en desarrollo, señala el estudio.
Las mujeres representan el 43 % de la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo, desde el 20 % en Latinoamérica hasta casi el 50 % en Asia oriental y el Sudeste asiático y África subsahariana.
El documento de la FAO subraya que «cuando se emplea a las mujeres rurales, suelan quedar marginadas a ocupaciones peor pagadas, y con frecuencia en formas de empleo menos estable, como trabajo temporal, a tiempo parcial o con salarios bajos».