Las voces que resisten en la música en vivo

Por Kilvin Toribio
Mientras el mundo musical gira cada vez más rápido entre algoritmos, likes y tendencias digitales, un grupo de artistas solistas sostiene con pasión la llama de la música en vivo en la capital del Cibao.
No lo hacen desde grandes escenarios ni bajo luces deslumbrantes, sino en cálidas terrazas, bares y restaurantes que se han convertido en sus refugios creativos. Allí, en medio de la cotidianidad urbana, la canción encuentra una segunda vida y los aplausos suenan tan sinceros como necesarios.
En Santiago, la música no ha muerto. Vive en cada acorde que se cuela entre copas, en cada verso cantado con el corazón y en cada conexión real con el público. Frente a audiencias diversas, y muchas veces reducidas, estos cantautores convierten cada presentación en un acto íntimo de resistencia artística.
Santiago canta con voz propia

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Rose Mateo, Joaquín Sánchez, Frankos, Nelly Bless, Moa Cabrera, CruzMonty, Flor Canela, Samuel González entre otros, integran la ola de intérpretes que han hecho de la ciudad su escenario habitual. Con propuestas que van desde la trova moderna y la balada romántica hasta el soul, el jazz latino y fusiones con sabor caribeño, todos comparten un mismo compromiso: mantener viva la música en vivo, sin filtros ni automatización.
Para Frank Castillo, de Frankos, cantar en vivo es mucho más que un trabajo: “Es la esencia de mi vocación como artista. Es sentir cómo la música cobra vida en el mismo momento y nos conecta el alma con historias y emociones que están llenas de magia. Es como sentir mariposas en el estómago”.
Agrega: “Santiago es el hogar de mi voz. Permanecer aquí es una elección de gratitud y de identidad. En cada esquina hay parte de mis inicios: desde el Hogar de la Armonía hasta los bares donde formé mi carácter musical. Aquí encontré inspiración, y aquí quiero seguir cantando”, afirma.
Desde otra trinchera, el cantautor Samuel González ha sido parte activa del crecimiento de esta escena: “Santiago se ha convertido en una plataforma para los artistas de esta generación. He tocado muchas puertas para que los espacios culturales y comerciales apuesten por la música en vivo. Hoy, la mayoría de los negocios deben ofrecerla como parte de su propuesta. Y para que ocurriera, yo tenía que estar aquí”.
No obstante, Samuel también se prepara para cruzar nuevas fronteras: “Este año emprenderé una gira por Estados Unidos. Quiero expandirme, pero siempre con el sello de Santiago en mi voz”.
Entre covers y canciones propias
Una constante en estos espectáculos íntimos es el repertorio mixto: interpretaciones de canciones populares que abren paso, poco a poco, a composiciones originales. De forma casi imperceptible, los artistas logran “colar” una canción propia entre los covers y, para sorpresa de muchos, son recibidas con entusiasmo y atención genuina. La música hecha desde la verdad emociona, y en Santiago, el público lo sabe.
Así lo confirma Moa Cabrera, uno de los talentos con mayor proyección: “Es lo más placentero que he podido hacer con la música. Sentir al público, ver cómo reacciona y disfruta. Esa interacción directa es de lo mejor que me ha dado este camino”.
Una escena viva
Más allá del canto, estos artistas componen, producen, graban de forma independiente y se auto gestionan. En sus redes, no solo promocionan fechas: también comparten procesos, ensayos y momentos de vulnerabilidad creativa.
Rose Mateo, resalta la importancia del contacto con la audiencia: “Los shows en vivo me mantienen viva y con ganas de seguir reinventándome. Trato de adaptar mi repertorio a cada momento, a lo que el público siente. Santiago es mi ciudad adoptiva, la amo, y desde aquí quiero representar al Cibao y llevar mi música a todo el país”.
Cultura que dinamiza la economía
El impacto de esta escena va más allá del arte: contribuye al dinamismo del comercio nocturno, genera empleos indirectos y enriquece la experiencia urbana. Las “noches bohemias” han revitalizado restaurantes que antes solo ofrecían cenas, y muchos bares organizan su programación en torno a estos talentos locales. Donde suena una guitarra, Santiago suma valor a su imagen como ciudad cultural.
Aunque la entrega y el talento son abundantes, la falta de apoyo institucional, la escasez de incentivos y la precariedad de algunos espacios siguen siendo retos. Sin embargo, estos artistas no se detienen. Cantan, escriben, graban, conectan.
En cada nota, hay una promesa: que esta ciudad no se calla. Que en medio del ruido global, Santiago sigue sonando con voz propia.