• 24 abril, 2024

Liberan una mujer que en 1995 asesinó un dominicano que supuestamente la violó

De Miguel Cruz Tejada

Keila-Pulinario.jpgNUEVA YORK,- Después de numerosos intentos ante la Junta de Libertad Condicional, Keila Pulinario, una mujer de Long Island (Nueva York) que en 1995 asesinó al dominicano Ignacio Santana porque supuestamente la violó, fue liberada de la cárcel después que el panel aprobó su libertad bajo la palabra.

Keila, tenía 21 años de edad, cuando presuntamente Santana que era su ex novio, la violó en el interior de su carro.

Después, que según el testimonio de la señora Pulinario, Santana la abusó, se jactaba ante sus amigos por lo que le había hecho.

La venganza cobró cuerpo en ella y una noche, llevó a Santana a un área boscosa de Long Island, donde le disparó dos tiros con un revólver calibre .38.

Ella, había sido sexualmente abusada también cuando era una niña. «Lo asesiné para vengar mi honor», le dijo a los investigadores durante el interrogatorio policial.

La condenaron a 25 años con opción a cadena perpetua en el 2003. Pero un juez federal determinó en una apelación de la sentencia que se había excluido en el juicio el testimonio de un experto psiquiatra, quien testificó que la mujer sufría de traumas por la violación, cuando mató a Santana.

Posteriormente, se le redujo la condena a 15 años a cadena perpetua en el 2005. Ella demandó al Departamento de Correcciones de Nueva York en el 2013 después que se le negó la libertad condicional. Pulinario ha asegurado que nunca tuvo la intención de asesinar a Santana, pero entró en pánico cuando lo confrontó y la víctima se río de ella.

«Se echó a reír y me dijo que me iba a violar de nuevo», relató en 1995 la mujer.  Aún así, ella ha mostrado cierto remordimiento por el crimen, pero la Junta de Libertad Condicional no creyó en su palabra y le negó la petición varias veces.

Los miembros del panel la calificaron de «persona peligrosa para la comunidad» y que representaba una amenaza a la sociedad.

El juez Peter Moulton de la Corte Suprema Estatal, ordenó la liberación de Pulinario diciendo en su edicto que «la junta, le dio más importancia a la gravedad del crimen, sin tomar en cuenta el motivo del asesinato y la voluminosa evidencia de que ella es capaz de vivir una vida tranquila y libre de crímenes».

Los testimonios favorables a la condenada, incluyendo el de una monja, también fueron ignorados por la junta, que dijo está revisando la decisión del juez Moulton.

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