
Antes del bombardeo, Ghada había compartido mensajes de voz cargados de alegría con familiares y amigos mientras recogía sus pertenencias. Sin embargo, la situación cambió drásticamente tras el impacto, que dejó la vivienda destruida y generó caos entre los sobrevivientes.
Mientras continúan las labores de búsqueda en medio de los escombros, los seres queridos de la profesora temen lo peor y piden apoyo internacional para esclarecer su situación.
Este hecho se suma a la creciente lista de víctimas civiles en el conflicto, que mantiene a miles de familias palestinas en condiciones de vulnerabilidad extrema.
