• 19 abril, 2024

Miki González convertirá su último disco en una “franquicia”

miki-gonzalez-convertira-su-ultimo-disco-en-una-“franquicia”.jpgLima,  (ANDINA). Luego del éxito en ventas y en críticas de su disco ‘Landó por Bulerías’, el músico Miki González busca convertir esta producción en una “franquicia”, a fin de continuar presentándola en vivo.

“Estoy armando un proyecto que pueda trabajar esa propuesta”, indicó a Andina. “Va a ser un grupito, con cuatro o cinco artistas y un disc jockey, sin que tenga que estar yo presente, necesariamente”.

La naturaleza del referido trabajo discográfico –una inédita fusión de ritmos afroperuanos con música española derivada del flamenco- se presta para el desarrollo de un formato escénico como el mencionado, anota González.

“Yo casi no he tocado nada en ese disco, porque más he trabajado como productor en él”, añade.

‘Landó por Bulerías’ fue grabado en Madrid y en Lima por músicos de ambas ciudades y fue mezclado en la capital peruana. Por el lado peruano, nombres destacados como los de Ernesto Hermoza, Gigio Parodi, Pepe Céspedes y Noel Marambio participaron en el proyecto, mientras que en el ámbito español, el cajonero ‘Bandolero’, el guitarrista Juan Habichuela, y los cantantes Amalia Barbero y ‘Tomatito’ plasmaron su talento en las diversas piezas del disco.

El repertorio seleccionado abarca piezas del cancionero peruano, como ‘Cardo y Ceniza’, ‘Canterurias’ (ambas compuestas por Chabuca Granda) y ‘Taita Waranquito’, e incluso el festivo ‘Akundún’; éxito de la etapa ‘etnopop’ de los años 90 del propio Miki, que es matizado por el canto gitano de ‘Tomatito’. A ellos se suman piezas creadas durante la grabación, como ‘En la cocina’, en la que se conjugan guitarras y cantos flamencos con voces y cadencias rítmicas afroperuanas.

“Para cada ritmo peruano, ellos en el flamenco ya tenían uno propio; un palo, como le llaman”, dice el músico. Así, el tema llamado ‘Marinera’ mantiene la síncopa propia de este baile mientras la voz principal sigue las coordenadas del martinete, un canto flamenco aplicado para expresar sentimientos de tristeza.

“Esa es una de la cosas mágicas que ocurrieron; de repente unos versos que había sacado de un disco de Carlos Hayre y esa marinera se convirtieron en algo completamente español”, señala.

Un año después de lanzado, este material mantiene vigencia y cobra un nuevo aliento, tanto por su reciente presentación en vivo (concretada hace pocos meses), por el disco de oro obtenido en enero por sus ventas y por su carácter innovador y experimental.
“Creo que pasará un tiempo para que se pueda digerir mejor; todavía es muy raro”, explica González, quien, a sus 59 años, no deja de incursionar en la fusión, el rock y también en la electrónica, estilo musical que le permitió reinventarse a comienzos del siglo XXI, cuando editó el celebrado disco ‘Café Inkaterra’.

Y si bien aún no tiene claro en qué consistirá su siguiente trabajo discográfico, el músico revela que actualmente está muy interesado en la música house y en el minimal techno que se hace en Berlín, Alemania.

‘He grabado ‘Curruñau’, un festejo de Caitro Soto, en esa onda, pero como mi público y mi mercado está acá no le he dado un tratamiento extremadamente minimalista, y he dejado la letra y la estructura del tema”, señala.

En cuanto al rock, González dice no renegar de él, pero descarta un retorno total a ese género, que tantos éxitos le deparó desde que en 1984 grabara “Dímelo, dímelo”; canción a la que seguirían piezas que aun son difundidas por las radios locales como ‘Ya no aguanto’, ‘Vamos a Tocache’, ‘Lola’, ‘Tantas veces’, ‘Un poquito de cariño’ y su versión roquera de ‘A La Molina no voy más’, en las que, en mayor o menor medida, siempre le dio espacio a instrumentos y rasgos propios de lo afroperuano.

“Enchufo la guitarra, subo el volumen y lo demás es 100 por ciento actitud; pero no me veo de nuevo en eso”, puntualiza.

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