Miles de toneladas de basura se mezclan con la nieve en una megapólis de hielo
De Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK,- Desde mediados de enero, la megapólis ha sido impactada prácticamente por una tormenta sobre otra.
La caída de docenas de pulgadas de nieve, sumadas a las árticas temperaturas que en sus momentos medios se sitúa en un dígito bajo cero, endurecen el hielo acumulado, que además de convertirse en «negro» por el paso de vehículos livianos y pesados y las pisadas de los transeúntes, dificulta su remoción.
El espectáculo no puede ser más deplorable.
Las gélidas temperaturas han cobrado también varias vidas entre ellas las de la anciana dominicana con Mal de Alzheimer y residente en Yonkers, Ramona Dalmasí de 74 años de edad y quien el sábado último murió congelada en el patio del edificio donde vivía sola.
En Newark (New Jersey), el inmigrante dominicano Arnulfo Correa, quien había anunciado estar cansado de tantos inviernos, la nieve y el frío y que se mudaría muy pronto a La Florida, murió aplastado por un camión que limpiaba la nieve.
Correa, de 71 años de edad trabajaba en un supermercado y fue en el estacionamiento de ese negocio, que el chofer del camión, un agente especial de la policía de Newark, lo atropelló mortalmente.
En varios estados de la nación, donde el frío también golpea, se reportan otras muertes y estragos en actividades cotidianas, problemas en el tránsito de calles, avenidas, puentes y carreteras, además de la suspensión de cientos de vuelos nacionales e internacionales.
En medio de uno de los inviernos más implacables y largos, la lluvia escasea y el sol, aunque hay días en los que sale reluciente, carece del poder de sus rayos para ayudar a derretir tanta nieve acumulada.
Desde los montones de nieve amontonada en intersecciones y espacios despejados, emerge un espeso humo que semeja un frízer gigantesco, con el termómetro por las noches en -5 y -10.
Mientras eso ocurre, el Servicio Nacional de Meteorología, pronostica otra tormenta para este miércoles en la noche y acorde con los vaticinios, cesaría el jueves al mediodía o en la tarde.
La noche de ayer lunes, la temperatura bajó a 17 grados centígrados y para hoy martes, se establecería en 26, una de las temperaturas más altas desde el pasado fin de semana.
El propio alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, admitió ayer lunes que la situación está bloqueando la eficacia en la recogida de basura y en la limpieza y que el amontonamiento de la nieve en las aceras y calzadas, no permite el acceso de los camiones compactadores y dificulta las labores de los empleados del Departamento de Sanidad, responsables de recoger la basura.
Incluso, las reglas de estacionamiento alterno han tenido que ser suspendidas con frecuencia debido al rastro dejado por las sucesivas tormentas de nieve.
El primer ejecutivo municipal explicó que alrededor de 2.000 toneladas de basura siguen estancadas frente a los edificios, especialmente en los barrios populares conocidos en inglés como ghettos.
Informó de Blasio que unos 1.800 trabajadores extras y temporales han sido contratados para sumarlos a los 4.600 permanentes de limpieza, pero ni aún así, el contingente humano ha podido con la fuerza de la naturaleza.
Se espera y según lo pronosticaron las tradicionales marmotas de Pensilvania y Long Island, que cuatro semanas más de frío, golpeen a la metrópolis.
Cientos de negocios también son afectados por la falta de calefacción o deficiencia en ese servicio. En días en los que normalmente, esos negocios se llenan de comensales, la asistencia ha mermado considerablemente.
En restaurantes chinos de comida rápida, deli, bodegas, salones de belleza, agencias de viajes y servicios múltiples, bases de taxis y en los propios vehículos sin un sistema funcional de calefacción, la sensación gélida, es como una sombra que persigue a todo el mundo.
Entre tanto, Nueva York sigue siendo una megapólis de hielo que se respira desde arriba, desde abajo, desde los laterales y en cada suspiro de la gente.