• 20 abril, 2024

Sonajero

Grisbel Medina

Lohara y la Corte de Apelación?

La impotencia, a la luz de velas, iluminó el Parque de los Mártires de San Francisco de Macorís. Espontáneamente, gente común pero no corriente, pobló el parquecito que recuerda los héroes que ha aportado SFM a la patria, para gritar su resabio por la puesta en libertad de la persona que el Ministerio Público y los hechos señalan como autora intelectual del secuestro, tortura y asesinato de la estudiante de arquitectura de la UCNE, Lohara Tavares Rosario.

La Corte de Apelación de SFM (la misma que favoreció al pelotero Ambiorix Burgos y a Denny Bautista Vásquez, a quien le bajaron a ocho la condena de veinte años por acribillar a dos deportistas), le regaló un Habeas Corpus a María Elena Marizán, a quien, el menor de edad en prisión identifica como la mujer que le contrató para seguir y “ubicar” a Lohara.

Horas antes de conocerse el lastimoso fallo de la Corte de Apelación, el pueblo se tiró a la calle a quemar las gomas del descontento. Tres personas hirieron durante las protestas que cercaron los sectores San Martín, Pueblo Nuevo, 27 de Febrero y Duarte arriba. Hasta la gobernadora Luz Celene Plata criticó el veredicto de los jueces Sulpicio Almono, Aníbal Medrano y Melkis Antigua.

Hoy la indignación es la piel de la ciudad donde Lohara reía, estudiaba, amaba. La hilera de velas del Parque de los Mártires me recordó las luces encendidas en el novenario de Salvador Then, el joven martillado por una bala policial minutos después de denunciar en HIBI Radio que la uniformada estaba “tirando para abajo, aquí hay niños” en Altos de la Javiela, hoy Ensanche 27 de Febrero.

¿Dónde estará la señora Marizán? ¿De qué lado de almohada dormirán los jueces de la Corte de Apelación? ¿Qué le falta por ver y oír a la Suprema Corte de Justicia?

Nayadira Agramonte, periodista francomacorisana, concluye con su crónica, un episodio trágico soplado por el oro del dinero. Un zafacón ardía frente aquel Palacio donde se vociferaba lo ciega de la justicia. Una madre desesperada y una familia alegre. La progenitora en el suelo, no reacciona. Una sirena anuncia los rescatistas. Ruedas rechinantes que lloran la pena, la impotencia y desdicha de una madre que ve morir de nuevo a su hija, sobre una camilla en aquel pasillo. Un pueblo indignado, clamando justicia. Pidiendo desesperadamente cárcel para quien cortó los latidos de un corazón risueño, joven y sobre todo amigable. Hoy, disturbios en toda la ciudad. Una marcha de estudiantes exigiendo justicia. Tiroteo alrededor del Palacio y velas encendidas en todo el pueblo, que se iniciaron en el parque de Los Mártires, para honrar a una mártir.

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