• 27 abril, 2024

Sonajero

snajero.jpgGrisbel Medina R.
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Luto por tres

La muerte nos rodeó esa noche por varios flancos. Cuando concluyó la conferencia en Capex, Daniela me dio la triste noticia de la muerte del doctor Víctor Estrella, un señor de huellas discretas que supo destacarse en la medicina, el arte, la literatura. El reloj no caminó mucho para que yo le devolviera con otro dato inquietante: había fallecido “Vele”, el padre de la compañera periodista Susana Veras.

Mientras el éxito de una ponencia se celebraba con luna redonda y copas de vino, la noche fue tejiendo en nosotras la nostalgia de pérdidas cercanas. No vacilamos la decisión de`donde conocimos a Vele y le escuchamos tantas veces declamar orgulloso el nombre de los puertos donde lo llevó su carrera de marino.

Antes de acelerar, un timbrazo nos aturdió con un tercer dato perturbador: María Arias (Maro), la vecina de Daniela, de vida sosegada, de familia honesta y unida falleció ese mismo día, menos de una semana después de irse a examinar los achaques a EEUU.

El desaliento tuvo entonces tres razones. Víctor, Vele y Maro fallecieron el mismo 6 de mayo en que la hija del segundo cumplía 45 años. Nosotras que al compartir profesión hemos coincidido en diversas rutas y caminos, nos dirigimos al féretro de Bernardo Quezada (Vele)  con una pena que valía por tres. Con las manos amarillentas y 50 libras menos, el cuerpo de Vele fue ubicado en el medio de la sala que tantas veces atravesó en los afanes de mimar a Awilda o llevarle agua a Fantino.

La vida es un soplo de brevedad. Una noche con mejillas coloreadas de alegría puede trasmutar en ráfaga de dolor. Cada vez me convenzo más que el privilegio de vivir hay que colmarlo de gratitud, desinfectarlo de ego y no albergar rencores para que la existencia sea liviana, bondadosa y más feliz.

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