• 20 abril, 2024

Una dominicana con éxito, inteligencia, de trabajo y gran liderazgo a imitar en NY

000 CIBAO MEATPor Ramón Mercedes
Nueva York.- En el mundo globalizado de hoy en día, el destacado liderazgo de mujeres como las presidentas de Brasil, Dilma Rousseff; de Chile, Michelle Bachelet; de Argentina, Cristina Fernández; de Costa Rica, Laura Chinchina;  de Corea del Sur, Park Geun-Hye; o la canciller alemana, Ángela Merkel, dominan el mundo político y empresarial; y es precisamente en este último renglón en el que una de las nuestras se ha destacado con mayor éxito. Es Lutzi Vieluf Isidor, presidenta de la compañía “Cibao Meat Products”, una empresaria que por su inteligencia, trabajo, sencillez y gran liderazgo es un ejemplo de la mujer dominicana en Nueva York.
La ejecutiva empresarial, hija de la educadora Ligia Cabrera y el ingeniero químico alemán Siegfried Vieluf, nació en Santiago de los Caballeros, se crió en Montecristi, es la tercera de cuatro hermanos, y a la edad de ocho años es trasladada por sus padres a los Estados Unidos, donde realizó sus estudios primarios y secundarios en Providence, para terminar (1983) como licenciada en  psicología, en la universidad Rhode Island.
Su norte en la empresa ha sido asegurar que se haga un producto de calidad, dar buen servicio, retribuir a la comunidad que siempre la ha apoyado y mantener la empresa como líder en el mercado, que distribuye sus productos por todo Estados Unidos, y cuenta con cerca de 100 empleados directos y más de 200 indirectos.
Casada con el arquitecto criollo Julio Isidor, tras conocerse ambos cuando eran catedráticos en la Universidad Católica Madre y Maestra (UCAMAIMA), Lutzi ha procreado a Jaline Gislene, Jasón Germaine y Jeffrey Gaspar. Es una mujer de avanzada, entendiendo que primero había que prepararse para luego poner en práctica lo aprendido y poder servir a los suyos y a los demás con un alto nivel de eficiencia.
Recuerda que siendo apenas una adolescente, mostró su disposición, amor y dedicación al trabajo, de tal manera, que utilizaba sus vacaciones de verano para  trabajar en tiendas, ventas de frutas y en farmacias en Providence, y en la empresa que hoy dirige trabajó, pasando por todos los departamentos como una empleada más.
Entiende el liderazgo femenino como la utilización de las características propias de las mujeres para ejercerlo al interior de las organizaciones, y afirma que el rol de la mujer está condicionada al entorno político y cultural en que se encuentra inmersa y también está condicionada a su herencia biológica, como es el caso suyo que ha heredado los amplios conocimientos en asuntos “cárnicos” de su padre, Siegfried, quien fuera el fundador de la compañía en 1969.
La licenciada Vieluf Isidor sostiene que hoy en día las mujeres han dejado atrás su rol secundario y el mundo privado que las mantenía recluidas y alejadas del mundo público. «Nos hemos incorporado a la población económicamente activa, a la educación, hemos aprendido a regular el tiempo y momento de maternidad; y aunque se hace muy difícil para la mujer moderna ser muchas cosas a la vez, madre, amiga, esposa, empresaria y ama de casa, en definitiva estamos hoy en día en un lugar de relevancia en la sociedad, aunque falta más por lograr», afirma.
Manifiesta que llegó a la presidencia de “Cibao Meat” cuando fue llamada, junto a su esposo Julio, por su hermano Heinz S. Vieluf, cuando estaba diversificando y expandiendo el negocio, y en el 2004, al cumplir 35 años en el mercado, él decide retirarse y dejar la empresa en manos de ellos, quienes en los últimos años han triplicado el crecimiento en etiquetas privadas, además, añade, están trabajando con seis compañías privadas, elaborando más de 25 productos diferentes.
Lutzi Vieluf Isidor es otro ejemplo a exaltar en el mes de la Herencia Dominicana en NY, que hace recordar a dos grandes de la historia y la democracia de América Latina, Simón Bolívar y José Martí; el primero, al proclamar, “dichosísimo aquel que corriendo por entre los escollos de la guerra, la política y de las desgracias públicas, preserva su honor intacto»; y el segundo, al declarar “honrar, honra”.

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